Ir a rebufo no es la mejor idea para llegar donde tú quieres llegar. Ir a rebufo puede ser útil en un momento de debilidad si encuentras alguien (o algo) que se dirige en tu misma dirección. Pero en algún momento tendrás que decidir cuál es tu destino porque si no acabarás por ser un simple apéndice que aprovecha la inercia de los demás (cualquiera que estos sean) para desplazarte quizá más fácil, quizá con menos esfuerzo... pero sin saber adónde vas.
Ir a rebufo no te servirá para ir más rápido que quien va delante. Ir a rebufo no sirve para llegar un paso más lejos que quien va delante. Tampoco servirá para ir más rápido al líder ni para llegar más lejos. Ir a rebufo llegará a ser frustrante porque limita tus opciones, te convierte en carga y, además, siempre correrás el riesgo de colisión si no acompasas exactamente tu ritmo a de quien va delante.
Elegir el propio carril es difícil sobre todo si eres tú quien abre la nueva senda, pero esa es precisamente lo que hace interesante la aventura de la vida.
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