Según el aprendizaje por acción no procesada cognitivamente existen dos tipos de respuestas: las respuestas inmediatas (reacciones de comportamiento sin mediación ninguna) y las respuestas razonadas (reacciones debidas al conocimiento, intencionales y deliberadas). Ambas respuestas generan hábitos y actitudes.
Tal como explica la neurociencia, se desarrollan micro-procesos neuronales que van desde respuestas simples a otras muy complejas, pero las estructuras neuronales no operan de forma intuitiva. Todos esperamos un patrón causal tipo input-procesamiento-output, pero no hay evidencias de que en el cerebro haya un procesamiento, tan solo existen señales que se mueven hacia delante y hacia atrás.
Es decir, no hay un agente cognitivo detectado sino redes y subredes neuronales interactuando sin ninguna jerarquía autentica, muy semejantes a lo que ocurre en los algoritmos computacionales. Todo indica que cada estrato de actividad conecta la percepción a la acción directamente. Es el observador del ser viviente el que imputa una representación o un control centrales, un “yo”.
Este análisis supone un nuevo paradigma a la hora de interpretar tanto al sujeto ético como la ética como construcción filosófica. Nos acerca más a los planteamientos orientales que a las filosofías griegas.
Mencio, un confucianista del siglo IV a.C., por ejemplo, considera que el ser humano es bueno por naturaleza, es decir, que tiene la capacidad para desarrollarse éticamente. Para ello debe cultivar unas disposiciones adecuadas como son extender el conocimiento y el sentimiento.
Según Mencio, el primer paso es la capacidad de prestar atención. Solo de ahí puede pasarse al segundo nivel, que es la acción misma. Esta acción tiene cuatro niveles de intensidad ética: 1. acciones de interés propio, 2. acciones debidas a respuestas habituales, 3. acciones vinculadas al cumplimiento de las reglas y, por último, 4. la disposición interior cultivada que se exterioriza.
Solo esta disposición interior no deliberada es la que nos conduce al tercer elemento del proceso ético: el ser virtuoso autentico, que a su vez es imprescindible para el primer paso ya que es la base para la atención que desencadena la acción ética sin intención.
Un libro que pone patas arriba el análisis ético.
No hay comentarios:
Publicar un comentario