¿Buenos por naturaleza? ¿Altruismo humano?
¿Cómo es posible que
la selección natural favoreciera unos cambios en la psicología humana que
llevaran a cooperar a un gran número de personas sin parentesco entre sí? El altruismo recíproco no es la solución.
La psicología que hace que la gente internalice
y aplique las normas fue favorecida por la selección porque los que no
aplicaron las normas de su sociedad cuando eran los responsables de hacerlo
sufrieron desaprobación y sanciones. Creo que vivir en sociedades donde los infractores de normas sufrían
severas sanciones llevó a la evolución genética de unos sentimientos morales
que hacían que la gente fuera más cooperativa, confiada y dispuesta a obedecer
y a aplicar las normas que los otros primates y, por tanto, menos susceptible
de sufrir los costes de la infracción de las normas
[…]
La
selección cultural de grupo.
En El origen de las
especies, Darwin defendió que la selección natural genera adaptación acumulativa siempre que se
cumplan tres condiciones:
- Debe haber una lucha por la supervivencia para que no todos los individuos se
reproduzcan.
- Debe haber variación para que algunos tipos de individuos se reproduzcan
más que otros.
- La variación debe ser hereditaria para que los descendientes se parezca a sus
progenitores.
[…]
De dónde vienen las “mutaciones ventajosas”, es
decir, las innovaciones exitosas. ¿Fue algún individuo al principio un
razonador extraordinariamente bueno o de alguna manera las sociedades se vieron
envueltas en experimentos aleatorios? […]
* * * * *
Lo más
beneficioso (egoísta) es ser altruista. Sale rentable.
La teoría convencional
tiene muchas conjeturas poco realistas para explicar la discrepancia entre la teoría y la realidad. Creo que la causa
más probable es que la teoría convencional minimiza
el efecto de los errores. En la mayoría de los modelos hay dos opciones: cooperar o desertar. En la vida real,
hay muchas interacciones posibles con diferentes costes y beneficios. Un individuo debe determinar si el
comportamiento del otro fue una deserción real (si decidió quedarse esquiando
un día más en lugar de reunirse con él en el aeropuerto) o un error (si su
intención era reunirse con él, pero su coche se quedó atrapado en la nieve y no
consiguió llegar). Esto significa que es fácil que los individuos no estén de
acuerdo sobre si realmente ocurrió la cooperación o la deserción. A veces los
individuos piensan que cooperaron, pero sus compañeros de interacción no están
de acuerdo. Dichos malentendidos se llaman «errores de percepción» y, si son
comunes, pueden limitar seriamente la posibilidad de reciprocidad. El remedio
habitual es una estrategia especial llamada «si ganas, repites; si pierdes,
cambias» («win-stay-lose-shift»), que sirve para recuperarse de los
errores de percepción.
[…] Las normas pueden ayudar a identificar cómo
cooperar en la ecología local. Los humanos viven en una gran variedad de
ambientes con diferentes sistemas de subsistencia, patrones de residencia y
arreglos sociales. Esto significa que tienen que aprender las estrategias
reales que regulan la reciprocidad en los diferentes ambientes. Por ejemplo,
los cazadores-recolectores comparten la carne con frecuencia, pero no es un
simple problema de dividir un recurso homogéneo. Las diferentes partes del
animal tienen distinto valor (más lípidos o más proteínas) para diferentes
personas (ancianos frente a jóvenes, hombres o mujeres). Parece que es difícil
aprender la reciprocidad usando mecanismos de aprendizaje de uso general. Varios
autores han intentado enseñar a otros animales a comportarse recíprocamente en
entornos simplificados de laboratorio, pero sin mucho éxito. Los humanos son
definitivamente mejores aprendices que otros animales pero, aun así, encuentran
difícil coordinarse en estrategias cooperativas aunque no haya errores y la
cooperación sea una EEE (Estrategia Evolutivamente Estable).
[…] A pesar de todo
esto, la gente sabe que existen muchas posibilidades de que los pillen si hacen
algo malo. La sabiduría de multitudes funciona mejor cuando las multitudes son
pequeñas y se conocen bien.
* * * * *
Adaptables,
cooperativos, manipuladores y competitivos.
Los seres humanos
somos la especie más ecológicamente adaptable y masivamente cooperativa de
nuestro planeta […]. También somos la más espectacular y violentamente
competitiva y la más retorcidamente manipuladora de todas las especies. Esta
descripción podría parecer contradictoria pero, de hecho, las últimas
características están muy relacionadas con las primeras. Es precisamente el
hecho de nuestra extraordinaria cooperatividad lo que nos permite crear una
fuente enorme de recursos que provocan nuestra tendencia a la competitividad y
la manipulación.
Si la vida humana
fuera un simple juego donde nadie gana ni pierde, nuestras interacciones con
nuestros congéneres serían relativamente sencillas, y aprenderíamos a evitar
hacer cualquier cosa que pudiera beneficiarlos de algún modo, lo que
probablemente supondría que nuestras interacciones se mantendrían al mínimo. En
realidad, la vida humana es un juego que aporta muchos beneficios. Por lo
tanto, con frecuencia y de un modo bastante razonable, hacemos muchas cosas que
benefician a nuestros congéneres, ya que sólo de ese modo podemos esperar
obtener las enormes ganancias de la cooperación. […]
Hobbes, los teóricos
modernos de la elección racional y ecólogos del comportamiento, otros académicos
ven la sociedad como el resultado las de
elecciones individuales. Sterelny piensa que los individuos actúan con
inteligencia por lo que aprenden de los demás; Seabright, que son hábiles
manipuladores de las normas; y Mace, que las acciones cooperativas como las de
los guerreros turkana pueden explicarse en términos de los intereses
individuales.

No hay comentarios:
Publicar un comentario